lunes, 18 de marzo de 2013

Cuento fantástico

Érase una vez un príncipe al que le gustaba mucho ir a caminar por el bosque, un día soleado caminaba por el bosque encantado y escondido en lo más recóndito del bosque descubrió un reino maravilloso. Los habitantes del reino del príncipe no se atrevían a ir al bosque, ya que, les habían contado que allí habitaban un sinfín de criaturas misteriosas, y que era muy peligroso entrar allí. En el reino que descubrió el príncipe había una hermosa princesita que le gustaba mucho montar en su caballo blanco pero estaba cansada de ir al estanque de siempre, y un día decidió ir al bosque para dar un paseo en caballo, se puso su capa de color rosa, y se marchó, sin decirle nada a nadie, con una sonrisa traviesa en el rostro. Cabalgó mucho tiempo, hasta que llegó a lugar frio y oscuro del bosque, la pobre princesita de asustó y empezó a llorar. El príncipe escuchó los sollozos amargos de la princesita y se dirigió al lugar donde estaba, cuando la encontró el príncipe le dijo:
 - ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras tan triste?
La princesita le contestó:
-Me he perdido y no se volver a mi reino.
El príncipe la tranquilizó y la llevó de vuelta a su reino, la princesita cuando llegó a su reino le contó a su padre lo que había pasado y que gracias a un muchacho pudo volver pero no sabía su nombre. Al enterarse de lo ocurrido el rey mandó llamar a todos los jóvenes del reino, se colocaron en fila india, desde la entrada del enorme castillo hasta las afueras de la aldea pero no encontraron al joven que rescató a la hija del rey. La princesita muy triste una noche cogió su caballo blanco y se dirigió hacia el bosque, cuando llegó a un lago vio un muchacho sentado al lado del lago tirando piedrecitas al agua, la princesita se acercó con la ilusión que fuera el chico que la rescató y era él! Fue corriendo y lo abrazó agradecida, le contó que lo estaban buscando para agradecerle su ayuda, y lo invitó a su reino, el aceptó. Al día siguiente el príncipe fue a su reino con la intención de pedirle al rey casarse con su hija, el rey aceptó feliz, ya que la princesita estaba enamorada de él. El príncipe y la princesita se casaron y vivieron felices para siempre.